jueves, 4 de diciembre de 2014

“El respeto al derecho ajeno es la paz” respeto tu derecho a no aceptarme, más no puedo respetar que me irrespetes!


Algún día aprenderemos…  (Desahogo)

Esto es poco para lo que realmente podría decir!

Existe en cada uno de nosotros ese mal hábito… el de usar adjetivos despectivos hacia aquellos tipos de personas que simplemente consideramos “desencajados” en un mundo lleno de estereotipos. Cada uno diría, “no es mi culpa que el patrón que me han enseñado sea el más aceptable” y eso es digno de respetar, cada quien tiene su criterio y ve las cosas como quiere… pero RESPETAR! Esa es la palabra que cada uno debería grabar en su conciencia con relación al prójimo… no importa si soy gorda o flaca, alta o bajita, morena o rubia, no importa en cual extremo me encuentre. Tengo derecho a pedir respeto y me hago eco de esas personas que como yo se siente, irrespetadas e inaceptadas por la sociedad que cada vez se hace más exigente a “su criterio”.

Usted no sabe la lucha interna y física de una persona para llegar a ser parte del grupo que a todos les agrada y como sus comentarios le puede afectar… muchos, como yo! Tenemos condiciones de salud que nos dificulta un poco más llegar a ese punto y no significa que no lo intentemos o que no lo lograremos…pero lo peor, es que  hemos cometido durante mucho tiempo ese fatal error, el de no aceptarnos a nosotros mismos por complacer a los demás y luchar por ser como todos prefieren, no como es mejor.

He maltratado tanto mi imagen frente al espejo que sentí vergüenza cuando llegué al momento de confrontación entre el amor propio y los criterios de la sociedad que se han estandarizado en mi mente y han sido por mucho tiempo el lente de mis ojos. Noté que el amor por mi misma era deprimente, la ventaja es que pude verlo y como toda enfermedad necesita ser aceptada para remediarse… acepto que no me he amado! Por lo que pido perdón a las personas a quienes les he dicho “te amo” pues, no creo que haya podido dar algo de una cosecha que no se ha cultivado, así que lamento haberme engañado.

No pido aceptación, pero si exijo respeto… olvidemos los calificativos de “la gorda, la vaca, el tanque, el calvo, el prieto, el viejo, el flaco, la tabla de planchar, palo e´lu’, bizco etc.” A nadie le hace falta que le enfatice una condición que obviamente ya conoce y mucho menos de forma destructiva… si queremos criticar hagámoslo con bondad y con un objetivo constructivo…

Todos de alguna manera hemos sido víctimas de este mal, pero también en algún momento hemos sido parte de los agresores… no ayudes a alguien a deprimirse, a hundirse más en su condición, mejor hazte contribuyente de un cambio, aprende a tener Calidad Humana y si quieres que alguien cambie para bien, busca consejos y opciones saludables para ayudarle! Entérate de las causas, no solo del mal. Ayuda a esa persona a quererse, solo de esa manera podrá tener un cambio interior que se refleje en el exterior y tú sentirás una paz inigualable…


Recuerda: “El respeto al derecho ajeno es la paz” respeto tu derecho a no aceptarme, más no puedo respetar que me irrespetes!

viernes, 5 de septiembre de 2014

Soledad Acompañada



Es bonito recordar esos tiempos, cuando no importaba las horas, cuando no había reproches, cuando todo era mágico por así decirlo.

Amor dedicado y sin obligación, espontáneo y genuino… sin ninguna experiencia nos hacemos eruditos del amor… los tiempos cambian, las cosas se mudan de lugar y nosotros nos adaptamos a lo nuevo. A veces sufrimos de un conformismo que nos hace dar y recibir el 50% de lo que merecemos y queremos… así es la vida, aunque muchas veces quisiéramos rebelarnos para por fin tener lo que realmente deseamos y que se convierte en una necesidad imperiosa, pero debemos asumir la responsabilidad de nuestros actos y no arrastrar a terceros a sufrir las consecuencias de los mismos.

A veces nos toca vivir una “soledad acompañada” como dice mi cantautor favorito… soledad acompañada que sin estar solos nos hace falta la esencia de  ese alguien en especial, pero así aprendemos a vivir… adaptados y acostumbrados, creyendo que la chispa que se siente en el amor es solo fiebre de jóvenes y que al pasar un tiempo tiene que apagarse y sustituirse por la costumbre viciosa. Aprendemos a ignorar la parte intrínseca que anhela un amor vivaz… aprendemos a obviar el amor por esa persona que siempre ha sido parte de nuestras vidas aunque no esté presente en ella… aprendemos a vivir en soledad acompañada…

martes, 2 de septiembre de 2014

A centímetros de la piel y a millas de los sentimientos



Demostrarnos amor ya no es genuino, es parte de la rutina que nos ata y nos envuelve en el círculo vicioso de la costumbre enfermiza. Siento el roce de tu piel, siento tu calor y tus caricias pero ya no traen nada más que lo que el cuerpo por naturaleza puede dar. Se fue el deseo incontrolable, la pasión urgida, los besos furtivos y los arranques de amor.

Es aburrido no improvisar un beso apasionado, es aburrido tener un programa de acciones eróticas, es aun peor fingirnos tanto amor!

Quiero ser yo otra vez, tener la espontaneidad que hace mucho no veo… necesito vivir un poco, rociar las plantas de ternura que existen en mi para que no desmayen, y hacerme autónoma de mis sentimientos otra vez… repudiar esta exasperada rutina y amar los actos alocados que me hacen sentir viva y plena… quiero armonía entre la piel y los sentimientos, quiero la misma distancia entre lo que siento y lo que toco. No quiero estar más a centímetros de la piel y a millas de los sentimientos. 

¡Si tuviera que elegir prefiero estar a millas de la piel y a centímetros del amor!