viernes, 19 de diciembre de 2008

El dardo que sigue el blanco

El dardo somos nosotros, el blanco es nuestra salvación...

Para lograr el blanco debemos apuntar en la dirección que corresponde...

1ero. Arrepentirse
2do. Santificarse
3ro. Obedecer
4to. Permanecer -Resistiendo
5to. Imitar a Jesús


Arrepentirte: es cuando decides cambiar tu vida, es cuando le abres tu corazón plenamente a Dios y le invitas a que entre allí limpiando y purificando cada espacio de tu corazón, cambiando tu manera de pensar y de actuar... Muchas personas piensan que al hacerlo tienen que cambiar todo de una forma drástica, pero Dios es quien pone un espíritu en ti para enseñarte cuales son las cosas que verdaderamente te edifican y le agradan a él... A veces Satanás quiere atormentarnos con cosas del pasado, diciéndoos que no somos merecedores del perdón de Dios, pero eso no es cierto... Jesús ya pagó tus pecados en la cruz y cuando le aceptes en tu corazón limpiará de ti toda culpa, nos dice la palabra “Por tanto, como el pecado entró en el mundo por un hombre, y por el pecado la muerte, así la muerte pasó a todos los hombres, por cuanto todos pecaron” pero también nos dice "Porque así como en Adán todos mueren, también en Cristo todos serán vivificados" nuestro Dios te acepta y reconoce como hijo limpiándote de todo... Gran privilegio es el de ser reconocidos como hijos de Dios y el de poder llamarle Padre!!!

Para Santificarte: debes dejar atrás el viejo hombre y comenzar a honrar a Dios, dejando que su espíritu ministre tu vida y tome pleno control de tus actos, para que no vivas conforme a la carne que es engañosa, sino al espíritu que es fiel... Cuando aceptamos al Señor nacemos de nuevo y debemos comenzar a vivir de acuerdo a su voluntad para agradarlo, esto lo hace el espíritu, este nos va a enseñar a caminar, a hablar, etc... Nos enseñará a hacer todo como Hijos de Dios

Vivir en Obediencia: es cuando aceptas las ministraciones del espíritu santo, cuando no haces nada sin antes consultarlo con Dios y recibir su respuesta... Es estar en la plena disposición de ser guiado por Dios, reconociendo que el es un Dios de poder, amor, justicia, paz... La palabra nos dice "Porque si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron, he aquí todas son hechas nuevas" Por lo que debemos caminar en obediencia a Dios, para no manchar el nuevo hombre que ha renacido.

Permanecer - Resistiendo: la palabra nos dice Santiago 4:7 "Someteos, pues, a Dios; resistid al diablo, y huirá de vosotros" 4:8 "Acercaos a Dios, y él se acercará a vosotros. Pecadores, Limpiad las manos; y vosotros los de doble ánimo, purificad vuestros corazones". Debemos permanecer y esperar en el Señor con un corazón limpio y agradecido, porque quien en el espera no recibirá recompensa de hombre, sino del Dios de amor y juez justo... Nuestro Dios es fiel y bienaventurados somos quienes le hemos brindado nuestro corazón como morada para que habite el allí. Debemos mantenernos firmes y constantes en la fe.

Imitar a Jesús: tener a Jesús como modelo es encaminarnos al triunfo... Jesús vino a la tierra por nuestra salvación, vino con un propósito el cual fue reconciliarnos con el Padre... Mientras estuvo aquí no se conformó con el sacrificio que ya había planeado para liberarnos, sino que sirvió a toda la humanidad dejándonos esto como ejemplo. Siendo él Dios mismo, teniendo el poder para librarse de la cruz se humilló para cumplir con el propósito del Padre y regalarnos la salvación. Lo dice su palabra "el cual, siendo en forma de Dios, no estimó el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse, sino que se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres; y estando en la condición de hombre, se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de su cruz" Más dice la palabra "Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado su Hijo unigénito, para que todo aquel que en el cree, no se pierda, mas tenga vida eterna"

"No améis al mundo, ni las cosas que están en el mundo. Si alguno ama al mundo, el amor del Padre no está en el. Porque todo lo que hay en el mundo, los deseos de la carne, los deseos de los ojos, y la vanagloria de la vida, no proviene del Padre, sino del mundo. Y el mundo pasa, y sus deseos; pero el que hace la voluntad de Dios permanece para siempre" 1era. Juan, capítulo 2:15-17

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