En este momento me encuentro forzando mi inspiración, deseo escribir algo romántico pero, es inútil, la nostalgia que siento oprime cada palabra romántica de mis pensamientos, miro en mi ventana buscando la luna y no la encuentro.
La luna es una fiel testigo, ya que es autora de los desbordes de romance y pasión que su propia luz provoca, es una gran musa que da palabras a mi boca. ¡Oh luna, ni siquiera tú estás para hacerme compañía! tu hermosura despierta mi inspiración, más hoy eres una más de los que me han dejado sola, en esta habitación. Extraño tu envidiable belleza y tu único esplendor.
Busco en mi memoria un grato recuerdo, percibo algunos, con esos no puedo, pienso que son muy cuerdos, llega a mi mente ese inmenso derroche de pasión, como el sudor recorría nuestros cuerpos aunque no hacía calor. El calor fue una producción interna, que ha sido provocada por ese deseo que llena, cubriendo cada parte de nuestros cuerpos. El deseo es tan fuerte que corre con la presión sanguínea, haciendo que todas las áreas puedan sentir que hay vida, más que vida sensibilidad y adrenalina, esa fuerza incontrolable que prepara todo, la organización del banquete, es cuando comienzas a degustar y saciar tu deseo, cuando tus 5 sentidos obedecen ese pensamiento de consumación que hay en tu mente, cuando abres paso al deseo y se prepara el banquete, la fuerza de la conciencia mengua, es tanto lo que sientes que aunque la razón resiste el deseo insiste y persiste hasta que te hace presa fácil del calor que hay en tu cuerpo y tu razón se vuelve frágil, cediendo a ese deseo tan intenso.
Lo que puede resultar de una combinación entre: amistad, ternura, atracción, deseo y pasión, es... Consumación... Al consumar, asciende la amistad; la ternura se convierte en locura; la atracción ha producido una instantánea seducción , aplica la ley de la gravedad pero en forma horizontal, hasta que los cuerpos se pueden juntar; el deseo invita todo pensamiento a convertirse en realidad; la pasión entra en acción, busca su espacio evadiendo toda opinión de la razón...
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